[A mi padre, que pasó días inacabables encerrado en un hospital, respirando sin respirar con ventilación asistida]
Mi padre.
Cuerpo vacío,
marioneta inerte,
fuelle que se inflaba y desinflaba
al ritmo mecánico marcado por la máquina, feroz reloj de su agonía.
Campo reseco,
despojo enmudecido,
estertor despeñado de dolores,
cáscara amarga de mis soledades.
Y yo…
Espectador de ese vacío sin fondo,
río helado en que ahogarme.
Herido de ausencias,
condenado a un grito sin voz,
desgarrado y desnudo ante aquel
Cristo crucificado
que no prometió su resurrección…
Y yo…